Medición del movimiento de las placas
Medición de las velocidades de las placas desde el
espacio
En la actualidad es posible, utilizando la tecnología
espacial, medir directamente el movimiento relativo entre placas. Eso se realiza estableciendo periódicamente las
localizaciones exactas y, por tanto, la distancia entre dos estaciones de observación
situada en los lados opuestos de un borde de placa. Dos de los métodos
utilizados para realizar este cálculo son la Interferometría basal muy larga
(VLBI, del inglés Very Long Baseline Interferometry) y una técnica de posicionamiento
por satélite que utiliza el Sistema de Posicionamiento Global (GPS).
En el sistema de la Interferometría basal muy larga se utilizan
grandes radiotelescopios para registrar señales de quásares (objetos casi
estelares) muy distantes. Los quásares se encuentran a millares de millones de
años luz de la Tierra, de modo que actúan como puntos de referencia
estacionarios. Las diferencias de milisegundos en los tiempos de llegada de la
misma señal a distintos observatorios con dirección a la Tierra proporcionan una
manera de establecer la distancia precisa entre los receptores. La realización
de un estudio típico puede tardar un día y obliga a utilizar dos
radiotelescopios muy separados que observen quizás una docena de quásares, de 5a
10 veces cada uno. Este esquema proporciona una estimación de la distancia
entre estos observatorios con una precisión de unos 2 centímetros. Repitiendo
este experimento más tarde, los investigadores pueden establecer el movimiento
relativo de estos lugares. Este método ha sido particularmente útil para
establecer los movimientos a gran escala de las placas, como la separación que
se está produciendo entre Estados Unidos y Europa. Quizás esté familiarizado
con el Sistema de Posicionamiento Global, que es parte del sistema de
navegación utilizado en los automóviles para localizar la posición propia y dar
direcciones hacia otra localización. En el Sistema de Posicionamiento Global se
utilizan numerosos satélites en lugar de una fuente extragaláctica para medir
con precisión la localización de un punto determinado en la superficie
terrestre. Utilizando dos receptores de GPS muy separados, pueden utilizarse
las señales obtenidas por estos instrumentos para calcular sus posiciones
relativas con una precisión considerable. Se ha demostrado que las técnicas en
las que se utilizan receptores de GPS son útiles para establecer los
movimientos a pequeña escala de la corteza como los que se producen a lo largo
de las fallas en regiones tectónicamente activas. Los datos obtenidos de éstas
y otras técnicas confirman el hecho de que se ha detectado movimiento de placas
real. Los cálculos demuestran que Hawaii se mueve hacia el noroeste y se
aproxima a Japón a 8,3 centímetros al año. Un punto de Maryland se está
alejando de otro en Inglaterra a una velocidad de aproximadamente 1,7
centímetros al año (una velocidad próxima a la velocidad de expansión de 2,3
centímetros al año que se estableció a partir de los datos paleomagnéticos).
El paleomagnetismo y los movimientos de placas
El paleomagnetismo almacenado en las rocas del fondo oceánico
proporciona un método de medición de las velocidades del movimiento de las
placas (al menos la media durante millones de años). Recordemos que aparece un modelo
simétrico de franjas magnéticas a ambos lados de la dorsal oceánica. Poco
después de este descubrimiento, los investigadores empezaron a asignar edades a
las franjas magnéticas mediante la escala de tiempo magnético elaborada a
partir de las coladas de lava en la tierra. Una vez determinadas la edad de la
franja magnética y su distancia a la cresta de la dorsal, puede calcularse la velocidad
media del movimiento de las placas.
Recordemos que la dirección de la expansión del fondo
oceánico puede establecerse a partir de las zonas de fractura encontradas en el
fondo oceánico. (Es importante destacar que estas mediciones son el movimiento de
una placa en relación con sus vecinas).
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